El 26 de agosto de 1883 tuvo lugar uno de las mayores cataclismos naturales jamás documentados, la explosión y desaparición del volcán Krakatoa..
Krakatoa es, o mejor dicho era, una isla situada en el estrecho de Sonda (Sunda) entre las islas de Java y Sumatra. En mayo de 1883 comenzaron una serie de erupciones que continuaron hasta el 27 de agosto de ese año, día en el cual una explosión cataclísmica literalmente voló la isla en pedazos.
Aunque la fractura de una chimenea volcánica (durante una erupción) y la entrada de agua freática, con la consiguiente vaporización de la misma, ya puede producir explosiones por exceso de presión de vapor, en este caso el episodio llegó a límites completamente fuera de lo común, por tratarse de una isla oceánica, con la consiguiente entrada de enormes contingentes de agua a la cámara magmática por las fisuras, agregándose al parecer, nuevo magma a temperaturas todavía superiores (la temperatura de un magma basáltico oscila en torno a los 1200 grados centígrados) a medida que el magma inicial se iba eyectando. Todo esto habría aumentado la presión de manera incontrolable.
La explosión desarrolló una energía del orden de las 100 megatoneladas (cada megatonelada es aproximadamente 4 x 1015 julios) siendo unas 5000 veces mayor que la de la bomba atómica de Hiroshima. La explosión se oyó en Madagascar y Australia, ambas a unos 4.800 kilómetros de distancia de la isla. Los tsunamis (u “olas de impacto”) alcanzaron unos 30 metros de altura, destruyendo 163 aldeas y pereciendo alrededor de 36.000 personas.
Las cenizas de la explosión, y aquí viene un poco el motivo de este artículo, alcanzaron aproximadamente 80 kilómetros de altitud. Lo que aseguraba su permanencia por años en la atmósfera, ya que la única capa propiamente inestable, o dinámica de la misma, la llamada “tropósfera”, donde se dan típicamente los fenómenos meteorológicos, sólo llega a unos 10- 12 kilómetros de altitud. Arriba de esa tropósfera, las capas ya son mucho más estables, y las cenizas del volcán permanecieron por años tapando en cierto grado la radiación solar y disminuyendo la temperatura del planeta, lo que conocimos en los textos como el “efecto Krakatoa”.
Veamos un poco cuáles fueron los efectos de la explosión del volcán mencionado en el clima montevideano, a estar a los datos extraídos del excelente trabajo “Normales para el clima del departamento de Montevideo” del Profesor Luis Morandi, Ediciones Monteverde, Montevideo, 1939. Material proporcionado por mi ex alumno de Ciencias de la Tierra G. Chalar, hoy funcionario de la Dirección Nacional de Meteorología, a quien públicamente agradezco.
AÑO TEMPERATURA PROMEDIO
1883 16º1
1884 15º8
1885 14º9
1886 14º9
1887 15º1
1888 16º0
1889 15º6
1890 15º7
1891 16º5
1892 16º3
1893 15º9
1894 16º0
1895 16º7
1896 17º0
1897 15º6
1898 15º9
1899 16º0
1900 17º1
1901 16º6
1902 16º7
1903 16º6
1904 16º1
1905 15º9
1906 16º8
1907 16º1
1908 15º8
1909 15º4
1910 15º1
1911 15º0
1912 16º3
1913 16º9
1914 16º8
1915 16º3
1916 15º7
1917 16º0
1918 16º2
1919 19º3
1920 16º6
1921 16º1
1922 16º1
1923 16º4
1924 14º9
1925 16º5
1926 17º1
1927 16º7
1928 16º3
1929 16º3
1930 15º8
1931 15º6
1932 17º1
1933 16º5
1934 16º0
1935 15º9
1936 16º3
1937 15º8
1938 16º2
Para este período, de 56 años, que es superior en longitud a un período mínimo para establecer observaciones sobre el clima (30 años), la normal, o promedio, establecido por Morandi es de 16º1, y obsérvese que los siete años posteriores a la erupción (1884-1890) registran todos ellos valores inferiores a esa normal, lo que, en ausencia de otro factor conocido, debe atribuirse al cataclismo que hemos mencionado.
Con esto, amigo lector, espero haberle dado, una vez más, un material interesante para compartir, sobre todo si usted es, como espero, un preocupado ciudadano del mundo, que para la Madre Naturaleza -o el Padre Dios- siempre ha sido “globalizado”, aunque recién hoy nos estemos dando cabalmente cuenta de ello...
Saludos...
Federico Blixen (“Fedeguitarra”)
viernes, 6 de junio de 2008
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