lunes, 12 de mayo de 2008

EVOCACION DE RICARDO COMBA...

RICARDO COMBA...

Hola, un gran saludo a todos quienes lean estas líneas....

Dios mío, cuántos recuerdos, cuántos, me trae a la memoria ese nombre, Ricardo Comba...

Y como son precisamente muchos, y para un poco ordenarlos, los pondré en capítulos...

Capítulo uno...

¿Cómo y cuándo llegué a saber de su existencia? Pues en 1974, en el crudísimo invierno de ese año, en donde a los fríos meteorológicos se añadían otros peores, los del alma, o los de las almas...

Yo ya era un asiduo escucha del programa "Canto Popular" de CX 30, que conducía nada menos que Elías Turubich, y en un momento él dijo algo así como "vamos a presentarles un material nuevo", indicando a continuación -o insinuándolo al menos-, que había sido el intérprete mismo el que lo había hecho llegar hasta la radio... y pocos segundos después sonaba una guitarra prolija, hermosamente tocada, acompañada por un cello exquisito -que, después supe, era tocado por Víctor Addiego- con la "Canción para el que tenga una ventana" (que --después sabría--, era del gran cantautor argentino Carlos Di Fulvio) por texto...

EL QUE TIENE UNA VENTANA
TIENE EL DEBER DE PARTIR
Y AYUDAR AL SEMEJANTE
QUE NUNCA PUDO SALIR
DE SU MUNDO PEQUEÑITO
Y QUE NO PUDO ENTENDER
POR SER TAN GRANDE EL PROBLEMA
PENAS MAS DEUDAS, CAFE...

EL QUE TIENE UNA VENTANA
QUE NO LA CIERRE SIN VER
QUE SU MUNDO ES EL DE TODOS
QUE SU PENA ES LA DE AYER...
QUE MAÑANA NUEVAMENTE
OTROS TENDRAN QUE SUFRIR
LOS ERRORES DEL QUE SOLO
HA MIRADO PARA EL...

MIENTRAS YO PIENSO UNA COSA
OTROS OBRAN AL REVES...
ME QUEDA SOLO EL CONSUELO
DE HABER ABIERTO UNA VEZ
MI VENTANA PARA SIEMPRE
DONDE ESPERO VER LLEGAR
--AUNQUE TRAIGA UN ALA HERIDA--
LA PALOMA DE LA PAZ...

EL QUE TIENE UNA VENTANA
POSIBLEMENTE SE VA
DIA A DIA POR LOS TECHOS
COMO UN DUENDE DE ALQUITRAN
OLVIDA UN RATO A SU MUNDO
Y SU MUNDO QUEDA ATRAS...
SIEMPRE MUDO, COMO EL MUNDO
QUE HA SALIDO A CAMINAR...

AL QUE TENGA UNA VENTANA,
¡QUE LA ABRA DE PAR EN PAR...!

Esta fue la primera canción que escuché interpretada en canto y guitarra por mi biografiado de hoy. Tan impresionante fue el efecto que ella produjo en mi alma, que a los pocos días ya me había comprado el disco simple, editado por el sello "Orfeo" de Palacio de la Música, que creo que aún conservo en mi poder, aún en medio de mudanzas, casamientos, divorcios, viajes, etcétera, etcétera...

Y cuando a los pocos meses después de esto, tomé la guitarra por primera vez, en febrero de 1975, y aún con todas las carencias y falencias interpretativas de aquellos mis primeros años, ésa canción para el que tenga una ventana fue una de mis elegidas para comenzar a transitar el hermoso pero también difícil camino del más comunicativo de los instrumentos...

Lo que siempre me provocó una mezcla de asombro y confusión, fue precisamente el último verso de la primera estrofa, "penas más deudas, café"... ¿qué podría querer decir...? Recuerdo que le pregunté a mi padre, y nada.... a mi madre, y nada...

¿Qué podría haber querido decir Carlos Di Fulvio con eso?, me sigo preguntando hoy. Y con más camino recorrido que en aquel entonces, considero que las penas y las deudas, o los “tan grandes problemas”, que la vida no te puede resolver, o tú no puedes resolver, generan escapismo, o intentos de eso, de ahí el significado de "café". Pero aún así, y admitiendo que ése sea efectivamente el sentido, ¡qué manera más endiabladamente esquinada de expresarlo...!

Capítulo dos. El Recital de “La Yapa”...

Allá por octubre de 1974 presencié la primera y hasta ahora única actuación de Ricardo Comba. Fue en "La Yapa" del Cine Montevideo, allá por la calle Yi, después que da la vueltita (cuando se viene desde el Centro). Era un sábado de noche, pues "Yapas" sólo había en ese día de la semana. ¿En qué consistía esa "Yapa"? Pues, que luego de la última función de cine de ese día, que terminaba como por las diez u once de la noche, un artista de Canto Popular hacía su aparición en el escenario dando un pequeño recital de, supongamos, una media hora de duración. Ese día tocaba el turno precisamente a Ricardo Comba. "Hoy hay `Yapa´ linda" me dijo la señora boletera del cine. Me dieron el programa, creo que la última película antes de la actuación de Comba se llamaba "Elvira Madigan", y recuerdo que le presté muy, pero muy, poca atención. Yo sólo estaba para lo que vendría después. Y apareció, por fin, Ricardo Comba, en aquel entonces un hombre de unos treinta años de edad, es decir, unos diez años mayor que yo, acompañado por un señor muy canoso y casi pelado, de cara más arrugada que una ciruela pasa, que evidentemente iba a hacer la presentación. Y allí, ante todos los que presenciábamos, el hombre canoso dijo "Vamos a presentarles a un nuevo artista, Ricardo Comba, antiguo integrante del grupo `Los Nocheros´, aunque tal vez debamos felicitarlo precisamente por no pertenecer más al grupo `Los Nocheros´".

Palabra de honor, estimado lector, que yo quedé estupefacto, boquiabierto, como Peter Shilton en aquel partido Uruguay 2 Inglaterra 1 en 1990, en el estadio de Wembley, al mirar con ojos desencajados la pelota adentro de su arco tras el cabezazo del "Chueco" Perdomo, en una fotografía que bien pudo haber recorrido unos cuantos diarios de todo el mundo...

E idéntica sensación de estupefacción debió haber cruzado por toda la sala, pues se hizo un silencio sepulcral, sin aplausos de ningún tipo, -al menos, yo no los recuerdo- antes de que Ricardo Comba comenzara la ejecución de su primera canción, que resultó ser "Para mi tristeza" de César Isella...

COMO UNA LLAMA EN LOS OJOS,
CON UN CARIÑO TRENZADO,
ME VOY SINTIENDO EN EL TIEMPO
COMO AVE QUE VA PASANDO
SIN RUMBO NI DESPEDIDA
SOLO UN RECUERDO ROBADO,
COMO UNA LLAMA EN LOS OJOS,
CON UN CARIÑO TRENZADO...

COMO UN HILITO DE LUNA
SE VA MURIENDO MI SUEÑO,
EN MI GUITARRA CALLADA
MIS MANOS SE VAN DURMIENDO...
LAS AVES QUE SON HERMANAS
ME VAN TEJIENDO UN PAÑUELO,
COMO UN HILITO DE LUNA
SE VA MURIENDO MI SUEÑO...

DE TANTO ANDAR LOS CAMINOS
ME VOY VOLVIENDO DISTANCIA
TAL VEZ NI QUIERA ENCONTRARME
TAL VEZ NI PUEDAN MIS ANSIAS...
OLVIDAR LO QUE HE PERDIDO,
PERDER LO QUE NUNCA HA SIDO,
DE TANTO ANDAR LOS CAMINOS
ME VOY VOLVIENDO DISTANCIA...

La ejecución de este tema recuerdo bien que no fue del todo feliz, mostrándose claramente que el intérprete estaba visiblemente perturbado. Cuando terminó la canción, en medio de aplausos corteses, pero no estruendosos -excepto los míos, pues, pese a todo, disfruté nota a nota- Ricardo Comba dijo a continuación algo así como "Les pido disculpas, pero estoy un poco confundido... hasta ahora nadie me había presentado como antiguo integrante de esa tropa", y recuerdo bien el tono peyorativo conque usó la palabra "tropa"....

Por supuesto que yo ya por entonces despreciaba al grupo "Los Nocheros", que por los demás sostenían activamente todos los festivales de la dictadura militar, pero tampoco comprendí nunca los sectarismos de ciertos individuos o sectores de la izquierda --sobre todo la de aquel tiempo--, esa especie de "pureza intelectual" o "moral" de la que parecían hasta vanagloriarse, y recuerdo que lamenté hondamente la falta de tacto del presentador (cuyo nombre ni me molesté en averiguar) al hacer ese comentario. ¿Qué necesidad había en realizarlo en aquel momento?

Capítulo tres. Año 1975, Joaquim Rasgado, en vivo por “Canto Popular” de CX 30 y el disco “Coplas del Viejo Sol”...

A los pocos meses de esto, en los primeros del año 1975, sucedió una especie de "Capítulo 3" de la historia de mi biografiado, cuando un día vino a uno de los tantos programas de Turubich, "Canto Popular". Turubich lo presentó, yo me llené de alegría, dijo a continuación, no sé si en broma o en serio, que había traído una caja entera de "ticholos" -sugiriendo claramente que Comba había estado en Rivera- y a continuación, el intérprete se puso a cantar una canción nueva, que luego anunció como "Joaquim Rasgado"

SU NOMBRE, JOAQUIN DOS SANTOS,
SU MOTE, JOAQUIM RASGADO,
LUCIA, POR SER SU ENCANTO,
UN PAÑUELO COLORADO...

LA CALLE URUGUAY LO VIO
PARTIR Y VOLVER AL TROTE
CON UN PESO QUE LOGRO,
SIEMPRE ARRIESGANDO EL COGOTE
CON UN PESO QUE LOGRO,
SIEMPRE ARRIESGANDO EL COGOTE,
EN UN OSCURO TAPADO,
LA MUERTE UN DIA LO VENCE,
DEJANDO EN JOAQUIM RASGADO
UNA ESTAMPA RIVERENSE...

A las pocas semanas Turubich anunció la salida del primer Long Play de Ricardo Comba, "Coplas del viejo sol", por el sello Orfeo, naturalmente, como todos los discos simples que le habían precedido, y bien que recuerdo que me lo compré de inmediato, tal vez al día siguiente del anuncio mismo...

¡Qué hermosas canciones las de ese disco y qué prolija y bonita sonaba aquella guitarra...! pensé en aquel momento luego de escucharlo un montón de veces, comparándola con lo burda que sonaba la mía, pues yo recién me estaba iniciando en las hermosuras de ese instrumento, y sin profesor, sin saber leer música, y con sólo unas nociones bastante rudimentarias de mi hermana, me costaba tremendo esfuerzo progresar, cosa que recién lograría allá por 1979, año en que -ahí sí- me animé a salir del ambiente familiar y a tocar el instrumento en los campamentos de la Asociación Cristiana de Jóvenes, por entonces a cargo de dos lindas personas, Hugo "Piruja" Brocos - el mismo "Piruja" de la canción "Tu sangre madera" - y Graciela Poggi...

Capítulo cuatro. Encuentro con Saúl Comba...

Y allí, en uno de esos campamentos, ya en el año 1980, fue que Ricardo Comba tuvo una especie de "Capítulo 4" en mi alma. Una noche, durante una de esas cenas inmortales en el comedor del campamento, en que después de comer solíamos hacer "caravanas" por entre las mesas, al ritmo de canciones como las de Raffaela Carrá, "Para hacer bien el amor hay que venir al sur", Rita Lee "Lanza Perfume" o ABBA, “Chiquitita”, y otras por el estilo, sucedió que yo le hablé a Graciela Poggi de Ricardo Comba. Recuerdo que casi tuve que gritarle para que me escuchara, ya que el estruendo era verdaderamente ensordecedor. Y ella me dijo, "¿vos sabés que el padre de Ricardo viene acá al campamento?"

"¿Cómo?", le dije, sin poder creer casi lo que oía. "Sí", me dijo, "viene". "Pero, ¿y cómo se llama?" pregunté de inmediato. (Esto se imponía, porque yo no sabía si Ricardo Comba era un nombre artístico o su nombre real) "Saúl, Saúl Comba, mirá lo ves allí, con los mayores", y me señaló, entre los adultos que también compartían el comedor con nosotros (pero en mesas aparte, desde luego) a un señor creo que casi completamente calvo. Fui allí de inmediato, me presenté y le dije que quería saber qué había sido de la vida de su hijo. "Está en Holanda" me dijo. "Ah", le respondí, lamentando que no pudiese cantar más entre nosotros. "Pero, ¿y está bien?", le pregunté. "Claro que está bien, allá tiene dos automóviles, y cuando estaba acá no tenía ni para comprarse una bicicleta". ¡Válgame Dios, qué indignación sentí cuando escuché ese comentario! (No muchos años más tarde, en 1983, leería en Ortega y Gasset: "en cuanto a las dictaduras, bien sabemos cuánto halagan al hombre-masa, pateando cuanto parecía eminencia"...)

Capítulo cinco. Con Erika Busch en Piriápolis...

Allá por fines del 2005, una eternidad después de los cuatro primeros capítulos que llevo relatados, y casi “pisándole los talones” al tiempo presente, una serie de circunstancias hicieron que viajara a Piriápolis. Lugar que siempre me ha resultado hermoso y disfrutable. No sería la excepción esa vez. Luego de bajarme en la Terminal, me dirigí hacia la Rambla, y en el camino, escucho unos acordes interesantes, con unas canciones que llamaban la atención, verdaderamente. Acelero el paso y veo un escenario bastante improvisado en una explanada, que después resultó ser la del Liceo del lugar, en donde una muchacha de unos treinta años, de figura muy bonita, cantaba acompañada por un conjunto. “¿Quién está cantando?”, le pregunté a alguien. “Erika Busch” me contestaron. Jamás había oído hablar de esa persona. Cantaba realmente bien. Sin embargo, no siempre las canciones que no eran de su autoría estuvieron bien elegidas, pues recuerdo que su versión de -por ejemplo- la “Milonga madre” de Zitarrosa no me gustó nada de nada.

Una vez que terminó la actuación, me presenté ante ella y la comunicación se hizo muy fluida, al punto tal de que me llevó hasta su casa, junto con los integrantes de su conjunto, pues coincidía que ese día era el de su cumpleaños.

Le dije que yo había hecho algunas canciones (para ese entonces, el disco “Fedeguitarra” todavía no se había editado) y gustosamente me cedió una de las guitarras para que yo tocara lo que me viniese en gana de mi repertorio. Y cuando toqué la “Canción a la esperanza”, tema cuya autoría comparto con Maricela, Erika Busch de golpe me dice, “Ah, pero vos tenés bastante parecido con Ricardo Comba, ¿eh...?” Quedé entre sorprendido y halagado por el comentario, pero la pregunta se imponía “¿Y dónde está él ahora? ¿Sigue cantando?” “Claro que sigue cantando, está en Montevideo” “Y vos tenés su teléfono?” “Te lo puedo conseguir, si es necesario hablo con él, no hay problema, en cuanto lo tenga te lo doy”. Pues todavía sigo esperando....

Epílogo...

No faltará quien diga que tengo buena memoria. Yo digo que la memoria está ligada profundamente a la afectividad, que uno se acuerda de lo que quiere acordarse. "Olvidar lo malo, también es tener memoria", dice Martín Fierro...

Por eso, deseo de todo corazón que esta evocación de un ser muy querido "en un rincón del alma" -la mía, claro- sea del gusto de quien la lea...

Saludos a todos...

“Fedeguitarra” ( Federico Blixen )

fedeguitarra@hotmail.com

1 comentario:

jaanahhackbart dijo...

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